OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: TESTIGOS DE AMOR
Testigos de amor
de Cristo Señor,
mártires santos.
Rosales en flor
de Cristo el olor,
mártires santos.
Palabras en luz
de Cristo Jesús,
mártires santos.
Corona inmortal
del Cristo total,
mártires santos. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Sálvame, Señor, por tu misericordia.
Salmo 6 - ORACIÓN DEL AFLIGIDO QUE ACUDE A DIOS
Señor, no me corrijas con ira,
no me castigues con cólera.
Misericordia, Señor, que desfallezco;
cura, Señor, mis huesos dislocados.
Tengo el alma en delirio,
y tú, Señor, ¿hasta cuando?
Vuélvete, Señor, liberta mi alma,
sálvame por tu misericordia.
Porque en el reino de la muerte nadie te invoca,
y en el abismo, ¿quién te alabará?
Estoy agotado de gemir:
de noche lloro sobre el lecho,
riego mi cama con lágrimas.
Mis ojos se consumen irritados,
envejecen por tantas contradicciones.
Apartaos de mí los malvados,
porque el Señor ha escuchado mis sollozos;
el Señor ha escuchado mi súplica,
el Señor ha aceptado mi oración.
Que la vergüenza abrume a mis enemigos,
que avergonzados huyan al momento.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Sálvame, Señor, por tu misericordia.
Ant. 2. El Señor es el refugio del oprimido en los momentos de peligro.
Salmo 9 A I - ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo
y toco en honor de tu nombre, ¡oh Altísimo!
Porque mis enemigos retrocedieron,
cayeron y perecieron ante tu rostro.
Defendiste mi causa y mi derecho
sentado en tu trono como juez justo.
Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío
y borraste para siempre su apellido.
El enemigo acabó en ruina perpetua,
arrasaste sus ciudades y se perdió su nombre.
Dios está sentado por siempre
en el trono que ha colocado para juzgar.
Él juzgará el orbe con justicia
y regirá las naciones con rectitud.
El será refugio del oprimido,
su refugio en los momentos de peligro.
Confiarán en ti los que conocen tu nombre,
porque no abandonas a los que te buscan.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. El Señor es el refugio del oprimido en los momentos de peligro.
Ant. 3. Narraré tus hazañas en las puertas de Sión.
Salmo 9 A II
Tañed en honor del Señor, que reside en Sión;
narrad sus hazañas a los pueblos;
él venga la sangre, él recuerda,
y no olvida los gritos de los humildes.
Piedad, Señor; mira como me afligen mis enemigos;
levántame del umbral de la muerte,
para que pueda proclamar tus alabanzas
y gozar de tu salvación en las puertas de Sión.
Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó prendido en la red que escondieron.
El Señor apareció para hacer justicia,
y se enredó el malvado en sus propias acciones.
Vuelvan al abismo los malvados,
los pueblos que olvidan a Dios.
El no olvida jamás al pobre,
ni la esperanza del humilde perecerá.
Levántate, Señor, que el hombre no triunfe:
sean juzgados los gentiles en tu presencia.
Señor, infúndeles terror,
y aprendan los pueblos que no son más que hombres.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Narraré tus hazañas en las puertas de Sión.
V. Enséñame a cumplir tu voluntad.
R. Y a guardarla de todo corazón.
PRIMERA LECTURA
De la carta del apóstol Santiago 2, 14-26
LA FE SIN OBRAS ESTÁ MUERTA
Hermanos, ¿qué provecho saca uno con decir: «Yo tengo fe», si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo la fe? Supongamos que un hermano o una hermana no tienen qué ponerse y andan faltos de alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Andad con Dios, calentaos y buen provecho», pero sin darles lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve eso? Pues lo mismo la fe: si no va acompañada de las obras, está muerta en su soledad.
Y si alguno dijera: «Tú tienes fe y yo tengo obras», pruébame tu fe sin obras, que yo por mis obras te probaré mi fe. Tú crees que hay un solo Dios; muy bien hecho, pero eso lo creen también los demonios y los hace temblar. ¿Quieres enterarte, estúpido, de que la fe sin obras es inútil?
Nuestro padre Abraham, ¿no fue justificado por las obras, por ofrecer a su hijo Isaac sobre el altar? Fíjate en que la fe colaboraba con sus obras y que con las obras se realizó la fe; así, llegó a cumplirse lo que dice aquel pasaje de la Escritura: «Abraham se fió de Dios y eso le valió la justificación», y se le llamó «amigo de Dios». Ya ves que un hombre es justificado por las obras, no por la fe sola.
Lo mismo vale de Rajab, la prostituta: ¿no fue justificada por sus obras, por acoger a los emisarios y hacerlos salir por otro camino? O sea, lo mismo que un cuerpo que no respira está muerto, también la fe sin obras está muerta.
RESPONSORIO Mt 7, 21; St 2, 17
R. No todo el que me diga: «¡Señor, Señor!» entrará en el reino de los cielos; * el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ese entrará en el reino de los cielos.
V. La fe, si no va acompañada de las obras, está muerta en su soledad.
R. El que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése entrará en el reino de los cielos.
SEGUNDA LECTURA
De la Narración del martirio de los santos mártires cartagineses
(Cap. 18. 20-21: edición Van Beek, Nimega 1936, pp. 42. 46-52)
LLAMADOS Y ELEGIDOS PARA GLORIA DEL SEÑOR
Brilló el día de la victoria de los mártires, y salieron de la cárcel al anfiteatro, con rostro alegre, dispuestos, temblando de gozo más que de temor, como si entraran ya al cielo.
Perpetua fue la primera en ser arrojada en alto por la vaca bravísima que había sido preparada contra las mujeres, y cayó de espaldas. Se levantó y, viendo a Fe-lícitas caída en el suelo, se acercó, le tendió la mano y la levantó, quedando ambas de pie. Doblegada la crueldad del pueblo, las volvieron a llevar a la puerta llamada Sanavivaria. Allí Perpetua fue recibida por un catecúmeno llamado Rústico, que la acompañaba. Entonces ella, como si despertase de un sueño (de tal modo había estado su espíritu en éxtasis), comenzó a mirar a su alrededor y, ante la estupefacción de todos, dijo:
«¿Cuándo nos van a echar a esa vaca a la que no veo por ningún lado?»
Y, al decirle que ya lo habían hecho, no lo creía, hasta que vio en su cuerpo y en su vestido las señales de la vejación sufrida. Entonces, llamó a su hermano, también catecúmeno, y dijo estas palabras:
«Permaneced firmes en la fe y amaos todos mutuamente, y no os sea motivo de tropiezo nuestro martirio.»
También Saturo, que estaba en otra de las puertas, exhortaba al soldado Pudente, diciéndole:
«En definitiva, hasta ahora, tal como había previsto y dicho de antemano, no he experimentado fiera alguna. Ojalá creas ahora de todo corazón: mira, ahora voy allí, y una sola dentellada del leopardo acabará conmigo.»
Y, al momento, cuando ya el espectáculo tocaba a su fin, fue arrojado al leopardo, el cual, de una sola dentellada, lo dejó bañado en tal cantidad de sangre, que el pueblo, al retirarse Saturo del ruedo del anfiteatro, gritaba, como dando testimonio de aquel su segundo bautismo:
«¡Que sea salvo el que ha sido lavado! ¡Que sea salvo el que ha sido lavado!»
Y ciertamente que estaba salvo el que de este modo había sido lavado. Entonces dijo al soldado Pudente:
«Adiós, y acuérdate de la fe y de mí; y que estas cosas no te perturben, sino más bien te conforten.»
Al mismo tiempo, le pidió un anillo que llevaba en el dedo y, habiéndolo puesto en contacto con su herida, se lo devolvió, dejándoselo así como herencia y como prenda, y como un recuerdo de su sangre. Luego, ya casi exánime, se tendió con los demás en el lugar destinado a la decapitación. Mas, como el pueblo pidiese que fueran llevados al centro, para que sus ojos fueran cómplices del homicidio, contemplando cómo la espada penetraba en sus cuerpos, ellos se levantaron espontáneamente y se trasladaron al lugar que quería el pueblo; antes se habían dado ya unos a otros el ósculo de caridad, para sellar su martirio con el acostumbrado rito de la paz.
Recibieron el golpe de la espada inmóviles y en silencio; especialmente Saturo, que había sido el primero en subir, sosteniendo a Perpetua, y que fue también el primero en entregar su espíritu. Perpetua, deseosa de experimentar más sufrimientos, se llenó de gozo cuando sintió el tajo en sus huesos, y ella misma puso sobre su cuello la mano del gladiador bisoño que no acertaba. Quizá el único modo de hacer morir a aquella mujer tan ilustre, temida por el mismo espíritu inmundo, fuera ése: por su propia voluntad.
¡Oh mártires valerosos y dichosos! ¡Oh vosotros, verdaderamente llamados y elegidos para gloria de nuestro Señor Jesucristo!
RESPONSORIO Rm 8, 34-35. 37
R. Cristo Jesús está a la diestra de Dios intercediendo por nosotros. * ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo? ¿La aflicción, la angustia, el hambre, la desnudez, el peligro, la persecución, la espada?
V. En todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado.
R. ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo? ¿La aflicción, la angustia, el hambre, la desnudez, el peligro, la persecución, la espada?
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso, que con la fuerza de tu amor hiciste a las santas mártires Perpetua y Felícitas intrépidas ante el perseguidor e invencibles ante los tormentos de la muerte, concédenos, por su intercesión, perseverar firmes en la fe y crecer siempre en tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
6:30 pm Templo Parroquial
Sábados
5:00pm Ermita Corazón de María- Urb. Los Caobos
7:00 pm Templo Parroquial (Camino Neocatecumenal)
Domingos
8am Templo Parroquial
10am Templo Parroquial
12m Templo Parroquial
Miercoles a Viernes de 2:30pm a 5:30pm
787-298-4524